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Sobre
las Promesas
El
tabaco es como nuestra iglesia. Se eleva hacia Dios. Cuando lo ofrecemos,
le estamos diciendo a Dios que estamos hablando con la verdad. Cuando
se ofrece tabaco todo es wakan sagrado o lleno de poder.
Eso es en gran
parte la razón por la cual nosotros los indios tuvimos problemas
con las maneras del hombre blanco en los inicios. Cuando hacemos una
promesa, es una promesa al Gran Espíritu, Wakan Tanka.
Nada podrá cambiar esa promesa. Hicimos todas esas promesas con
el hombre blanco, y pensamos que el hombre blanco nos estaba haciendo
promesas a nosotros. Pero no fue así. El hombre blanco estaba
cerrando negocios.
Nunca pudimos
explicarnos cómo el hombre blanco podía romper cada promesa,
sobre todo cuando todos los sacerdotes y hombres santos esos hombres
a quienes llamábamos "los de túnica negra"
estaban involucrados. Nosotros no podemos romper una promesa. Nunca
podríamos.
Muchas de ellas
eran en privado no necesitábamos de un sacerdote para hacerlas.
Pero eran reales. Eran promesas al Creador para hacer algo. Así
que pensamos que veíamos lo mismo en el hombre blanco. Especialmente
cuando juraba sobre la Biblia o usaba el nombre de Dios para hacer una
promesa. Pero supongo que se parecía mucho a su iglesia. Sólo
era importante en ciertos días. El resto del tiempo no tenía
importancia.
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Sobre
Tierra y Propiedad
Déjame
decirte cómo perdimos la tierra. No era nuestra tierra, como
si nos perteneciera. Era la tierra donde cazábamos o donde nuestros
ancestros estaban sepultados. Era la tierra que el Creador nos había
dado. Era la tierra donde sucedían nuestras historias sagradas.
Había lugares sagrados en ella. Nuestras ceremonias se realizaban
aquí. Conocíamos a los animales. Ellos nos conocían
a nosotros. Presenciamos el paso de las estaciones en esta tierra. Estaba
viva, como nuestros abuelos. Éramos parte de ella. La tierra
era parte de nosotros. Nosotros ni siquiera sabíamos lo que era
ser propietarios de la tierra. Es como decir que eres propietario de
tu abuela. Para nosotros, la tierra estaba viva. Mover una piedra significaba
cambiarla. Matar a un animal era quitarle algo a ella. Tenía
que haber respeto.
Nosotros no
vimos respeto en esa gente. Ellos cortaban los árboles y dejaban
a los animales en donde les disparaban. Hacían ruidos fuertes.
Parecían salvajes. Su paso era pesado y hacían mucho ruido.
Y luego esa gente nueva comenzó a pedirnos la tierra. Querían
darnos dinero por la tierra. Nuestra gente no aceptó eso. Entonces
esa gente dijo que ya no pertenecíamos aquí. Que había
un jefe en Washington, una ciudad muy lejana, y que la tierra era de
él, y que él había dicho que esa gente podía
vivir aquí y nosotros no.
Pensamos que
estaban desquiciados. Esas personas cabalgaban por la tierra y colocaban
una bandera, y luego decían que todo, desde donde habían
empezado hasta donde ponían la bandera, les pertenecía.
Eso es como si alguien disparara una flecha al cielo y dijera que todo
el cielo hasta donde llegara la flecha le pertenecía. Nosotros
pensamos que esa gente estaba loca. Ellos hablaban de propiedad. Nosotros
hablábamos de la tierra.
Tu gente vino
de Europa porque querían tener propiedades. Ellos habían
trabajado para otras personas que les habían quitado sus propiedades
y las cosas que cultivaban. Nunca habían tenido nada porque no
tenían propiedades. Eso era lo que más deseaban tener.
Todos ellos
pensaban que quien tuviera un pedazo de papel diciendo que era dueño
de la tierra podría controlar todo lo que sucediera en ella.
La gente vino aquí para conseguir propiedades. Nosotros no sabíamos
esto. Ni siquiera sabíamos lo que significaba. Nosotros simplemente
le pertenecíamos a la tierra. Ellos querían adueñarse
de ella.
Su religión
no vino de la tierra. Podían llevarla a todos lados con ustedes.
Su religión estaba en una copa y un pedazo de pan que podían
llevarse en una caja. Sus sacerdotes podían hacer sagrado cualquier
lugar. Y no podían entender que lo que era sagrado para nosotros
era el lugar donde estábamos, porque ahí era donde sucedían
las cosas sagradas y donde los espíritus nos hablaban.
Tu gente no
sabía nada acerca de lo sagrado de la tierra. Ustedes estaban
matando a todos los animales. El búfalo había desaparecido.
Las aves habían desaparecido. Ustedes no nos permitían
cazar. Nos daban mantas y whiskey que enloquecía a nuestra gente.
Nos pusieron en pequeños corrales de tierra que eran como pequeñas
islas en su gran mar.
Lo peor es que
ustedes ni siquiera nos escucharon nunca. Ustedes vinieron a nuestra
tierra y nos la quitaron, y ni siquiera nos escucharon cuando les tratamos
de explicar. Hicieron promesas y rompieron cada una de ellas. Nos mataron
sin quitarnos la vida. Nos mataron al convertir nuestra tierra en pedazos
de papel y sacos de harina y mantas, diciéndonos que eso era
suficiente. Ustedes nos quitaron los lugares donde los espíritus
nos hablaban y nos dieron sacos de harina.
Para nosotros
la tierra estaba viva. Ella nos hablaba. Nosotros la llamábamos
nuestra madre. Si ella estaba enojada con nosotros, no nos daba alimentos.
Si nosotros no compartíamos con los demás, ella nos enviaba
inviernos duros o plagas de insectos. Teníamos que hacer cosas
buenas por ella y vivir de la manera que ella consideraba apropiada.
Ella era la madre de todo lo que habitaba en ella, así que todos
eran nuestros hermanos. Los osos, los árboles, las plantas, el
búfalo. Todos eran nuestros hermanos y hermanas. Si no los tratábamos
bien, nuestra madre se enojaba. Si los tratábamos con respeto
y honor, ella se sentía orgullosa.
Para tu gente
la tierra no estaba viva. Era algo así como un escenario donde
podían construir cosas y hacer que sucedieran cosas. Veían
al lodo y los árboles y el agua como cosas importantes, pero
no como hermanos y hermanas. Esas cosas existían sólo
para ayudar a los humanos a vivir.
Ustedes tomaron
la tierra y la convirtieron en propiedades. Ahora nuestra madre está
en silencio. Pero nosotros aún intentamos escuchar su voz.
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Sobre
Guardar Silencio y Hablar
Nosotros
los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para
nosotros es más poderoso que las palabras.
Nuestros ancianos
fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron
ese conocimiento a nosotros. Observa, escucha, y luego actúa,
nos decían. Ésa es la manera de vivir.
Observa a los
animales para ver cómo cuidan a sus crías. Observa a los
ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre blanco
para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón
y mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado
lo suficiente, entonces podrás actuar.
Con ustedes
es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños
que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de
hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las
que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces.
Y le llaman "resolver un problema". Cuando están en
una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que
llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente,
incluso antes de saber lo que van a decir.
A la gente blanca
le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase.
Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso
muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte.
Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta
lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando termines,
tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré
si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario,
simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho
lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no
es suficiente para la mayoría de la gente blanca.
La gente debería
pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas,
y luego permitirles crecer en silencio. Nuestros ancianos nos enseñaron
que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar
silencio para escucharla.
Existen muchas
voces además de las nuestras. Muchas voces.
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Sobre
las Posesiones
Poseer
cosas es muy importante en la vida de la gente blanca. Desde el principio
te dicen: "Esto es mío, esto es tuyo", "No toques
eso porque no es tuyo". Te dicen que te alejes de las cosas por
la posesión, y no por respeto.
En
los días de antes, nosotros nunca teníamos cerraduras
en nuestras puertas. No existía el robo, pero si alguien tenía
hambre, podía entrar a tu casa y tomar comida. ¿Porqué
la gente no tomaba las cosas? Por respeto.
Tú rodeas
tu patio con rejas y pagas buen dinero a quien mida el terreno para
ver si la reja del vecino está una pulgada demasiado cerca de
tu casa. No regalas nada a menos que recibas algo a cambio. Todo es
económico. ¡Con razón la gente blanca necesita casas
tan grandes! No son para habitarlas, sino para almacenar cosas.
Nosotros creíamos
que todo era un regalo, y que un buen hombre o una mujer buena compartían
esos regalos. La gente buena pensaba que debían dar, y no que
debían recibir. No medíamos a la gente como rica o pobre.
¡No sabíamos cómo! Cuando los tiempos eran buenos,
todos éramos ricos. Cuando los tiempos eran malos, todos éramos
pobres. Medíamos a la gente por cómo compartían.
Las cosas son
importantes cuando las necesitamos. Si no las necesitamos, no son importantes.
Nuestros ancestros creían que tú eras dueño de
algo sólo mientras lo necesitaras. Luego se lo pasabas a alguien
más. En
nuestra forma de vida, todo tenía su uso y luego regresaba a
la tierra. Teníamos tazas y platos de madera, o cosas hechas
de barro. Cabalgábamos o caminábamos. Hacíamos
cosas de las cosas de la tierra. Después, cuando ya no las necesitábamos,
las quemábamos o las dejábamos, y regresaban a la tierra.
Ahora ya no podemos hacer eso. Ahora las cosas ya no regresan a la tierra.
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Sobre
Vender lo Sagrado
Cuando
algo es sagrado, no tiene precio. No me importa si se trata de un hombre
blanco hablando sobre el cielo, o un indio hablando sobre ceremonias.
Si puedes comprarlo, entonces no es sagrado. Y una vez que empiezas
a venderlo no importa si tus razones son buenas o no. Estás tomando
lo que es sagrado y volviéndolo ordinario.
Los indios no
podemos perder lo que es sagrado para nosotros. No nos quedan mucho.
Lo que tenemos está en nuestros corazones y en nuestras ceremonias.
Ya no tenemos tierra. La vendieron indios falsos convertidos en jefes
por la gente blanca. Nuestros objetos sagrados ya no existen. Están
coleccionados por antropólogos que los ponen en museos. Y ahora
hay indios que están vendiendo nuestras ceremonias para hacer
dinero.
Cuando se terminen,
lo único que nos quedará será el corazón.
Y sin nuestras ceremonias, nuestros corazones no hablarán. Seremos
como el hombre blanco que teme pronunciar la palabra "Dios"
en alto, y va por ahí tratando de comprar las ceremonias sagradas
de otros. Tendremos la misma hambre en nuestro corazón, y el
mismo silencio en nuestros labios.
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Sobre
Libertad y Honor
Lo
más importante para la gente blanca es la libertad. Lo más
importante para los indios es el honor.
El mundo blanco
pone todo el poder arriba. Cuando alguien llega a la cumbre, tiene el
poder de quitarte tu libertad. En sus iglesias hay alguien a la cabeza.
En sus escuelas también. En su gobierno. En sus negocios. Siempre
hay alguien en la cumbre, y esa persona tiene el derecho de decir si
eres bueno o malo. Les perteneces. Con razón los americanos siempre
se preocupan por su libertad. ¡Tienen tan poca! Si no la protegen,
alguien se las quitará.
Cuando ustedes
llegaron entre nosotros, no podían entender nuestras maneras.
Querían encontrar a la persona de arriba. Querían encontrar
las cercas que nos limitaban. Su mundo estaba hecho de jaulas y pensaban
que el nuestro también lo estaba.
Todo parecía
una jaula. Sus ropas los entallaban como jaulas. Sus casas parecían
jaulas. Colocaban cercas en sus patios y parecían jaulas. Todo
era una jaula. Ustedes convirtieron la tierra en una jaula. Pequeños
cuadros. Y luego formaron un gobierno para proteger esas jaulas. Y el
gobierno era sólo jaulas. La única libertad que tenían
era dentro de su propia jaula. ¡Y luego se preguntaban por qué
no eran felices y por qué no se sentían libres!
Nosotros nunca
pensamos así. Todos éramos libres. No hacíamos
jaulas de las leyes ni de la tierra. Nosotros creíamos en el
honor. Para nosotros, el hombre blanco parecía un ciego caminando:
sabía que estaba en el camino equivocado cuando se tropezaba
con la orilla de una de sus jaulas. Nuestra guía estaba adentro,
y no afuera. Era el honor. Era más importante para nosotros saber
lo que estaba bien, que saber lo que estaba mal.
Observábamos
a los animales y veíamos lo que era apropiado. Veíamos
cómo cada animal tenía sabiduría, y tratábamos
de aprender esa sabiduría. Observábamos cómo se
llevaban entre ellos y cómo criaban a sus pequeños. No
buscábamos lo que estaba mal. En lugar de eso, siempre nos esforzábamos
por hacer lo que estaba bien. Y esa búsqueda era lo que nos mantenía
en el buen camino, no las reglas ni las cercas. Queríamos honor
para nosotros mismos y para nuestras familias.
La libertad
sólo es importante cuando otros están tratando de encadenarte.
Nosotros no teníamos cadenas, así que no necesitábamos
libertad. Siempre habíamos tenido nuestra libertad, así
que ustedes no tenían nada de valor para darnos. Lo único
que podían hacer era quitárnosla y luego regresárnosla
en forma de jaulas.
Ustedes nos
quitaron nuestro honor y nos dieron su libertad. E incluso ustedes mismos
saben que eso no es libertad en absoluto. Es simplemente la libertad
de vivir dentro de sus propias jaulas cerradas.
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Sobre
el Lenguaje
Pienso
que debo hablar sobre las palabras. Sobre su lenguaje. Es otra cosa
que me molesta, y pienso que debería quitarme los pesos de las
cosas que me molestan. Eso es lo que oí decir a los ancianos.
Crecí
hablando el idioma de mi gente. No fue sino hasta la escuela que tuve
que aprender inglés. Lo que era importante para los indios era
decir algo de la mejor manera posible. En inglés, tenías
que aprender a decir las cosas de cien maneras. Aún observo a
Ia gente blanca cuando habla, y me sorprenden tantas palabras. A veces
dicen la misma cosa una y otra y otra vez de diferentes maneras. Son
como un cazador que corre por todo el bosque tratando de tropezarse
con algo, en lugar de sentarse quieto hasta poder capturarlo.
La mayor parte
del tiempo eso no me molesta. Pero me disgusta cuando se usa para lastimarnos
a nosotros o a otros. Ahora te diré algunas de las cosas que
lastiman por la manera en que la gente las dice.
La primera tiene
que ver con las batallas. Cuando la gente blanca ganaba, era una victoria.
Cuando nosotros ganábamos, era una masacre. ¿Cuál
era la diferencia? Había cuerpos en la tierra y los niños
perdían a sus padres, fuesen cuerpos indios o blancos. Pero los
blancos usaban su lenguaje para hacer de sus matanzas algo bueno y de
las nuestras algo malo. Ellos "ganaban"; nosotros "masacrábamos".
Yo ni siquiera
sé qué es una masacre, pero suena como mujeres muertas
y bebés pequeños con las gargantas cortadas. Si es así,
entonces el hombre blanco masacró más que nosotros. Pero
nunca escuché a nadie hablar de las masacres blancas.
Aquí
hay otra: levantamiento. Ustedes usan esa palabra para hablar de cuando
nuestra gente ya no podía soportar lo que estaba sucediendo y
trataba de obtener sus derechos. Entonces deberían llamar "levantamiento"
a su Guerra Revolucionaria. Pero no lo hacen. ¿Por qué
no? Había un gobierno que les estaba quitando la libertad, y
ustedes se levantaron en su contra. Pero lo llamaron "revolución",
como si la tierra se estuviese convirtiendo en algo mejor. Cuando nosotros
lo hicimos, lo llamaron "levantamiento", como si todo hubiese
estado en orden y en paz hasta que nosotros "nos levantamos en
armas".
¿Y que
hay del "camino de las armas"? Cuando ustedes nos atacaban,
"formaban un ejército". Cuando nosotros defendíamos
a nuestras familias, tomábamos "el camino de las armas".
Ya ni siquiera mencionaré palabras como "salvajes"
o "sanguinarios".
Mi pequeño
biznieto vino a casa un día y me dijo que en la escuela estaban
estudiando la gran frontera en la historia americana. Le pregunté
qué era. Me dijo que era donde la civilización terminaba.
¡Mira nada más! Le estaban enseñando que la civilización
sólo existía hasta donde el hombre blanco había
llegado. Pues
nosotros estábamos del otro lado de esa línea. También
teníamos gobiernos y leyes. Nuestra gente se comportaba mejor
que la gente que llegó a nuestras tierras. Pero aquí estaba
mi biznieto hablando de frontera y civilización. Fue como si
no existiéramos.
Cada vez que
ustedes hablan de la gran frontera, nos están diciendo que no
importamos. Enseñan sobre la gran frontera. Hablan del territorio
inhóspito y de cuán vacía estaba la tierra, aunque
para nosotros la tierra siempre estaba llena. Hablan de la civilización
como si nosotros no hubiéramos sido civilizados, sólo
porque no tratábamos de acarrear grandes sillas y baúles
de madera en una carreta a través del desierto.
La manera como
lo enseñan, América comenzó con unos barcos que
llegaron a Virginia y Massachusetts. La gente se bajó de ellos
y tuvo que abrirse camino a través de una extensa tierra vacía
donde acechaba el peligro. Es como si el lugar hubiese estado vacío
y ustedes lo llenaron, y la historia es el cuento de cómo lo
llenaron y lo que sucedió mientras lo llenaban.
Así no
fue para nosotros. Para nosotros, esta era una tierra extensa donde
la gente vivía por todos lados. Y luego llegaron unas personas
que desembarcaron en las playas del este, mientras otros vinieron desde
el sur. Comenzaron a empujarnos. Y luego otros más descendieron
por los ríos del norte. Todas esas personas peleaban entre ellas.
Todos querían algo de nosotros pieles, tierra, oro. Ellos
lo tomaban o nos obligaban a vendérselo. Todos tenían
armas de fuego. Y todos nos asesinaban si no creíamos que Dios
era cierto hombre llamado Jesús, que había vivido en el
desierto al otro lado del mar.
Nos quitaron
nuestra tierra de todas las direcciones. Podemos ver los mismos hechos
que ustedes, y es algo completamente diferente. Pero ustedes construyen
su historia con palabras como "gran frontera" y "civilización",
y esas palabras son sólo sus propias ideas puestas en pequeños
moldes que ustedes pueden usar en sus frases. Las grandes ideas detrás
de las palabras son las armas que nos quitan nuestro pasado.
Sin saberlo
siquiera, en sus mentes nos convirtieron en quienes somos mediante las
palabras que utilizaban. Lo siguen haciendo, y ni siquiera saben que
está sucediendo. Ojalá que aprendieran a tener más
cuidado con sus palabras.
Cuando era niño,
una vez un anciano me dijo que yo debería ver las palabras como
piedras hermosas. Dijo que debería levantar cada una de ellas
y mirarla por todos lados antes de usarla. Que entonces las respetaría.
Ustedes tienen tantas palabras que no las respetan como debieran. Siempre
hay otra palabra, así que simplemente las arrojan allá
afuera sin pensar. Esas palabras son como piedras. Aún cuando
sean hermosas, si las arrojas sin pensar, pueden herir a alguien.
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Sobre
Dos Clases de Indios
Para
la gente blanca hay sólo dos clases de indios: los vagos borrachos
y los indios nobles. En los días de antes solíamos ser
salvajes, pero eso ya desapareció. Ahora somos indios borrachos
o indios nobles. Me simpatizan más los hombres blancos que piensan
que todos somos borrachos. Por lo menos nos están viendo como
personas. Están diciendo lo que ven, y no lo que quieren ver.
Y entonces, cuando conocen a alguno de nosotros que no es un borracho,
tienen que tratarnos.
A quienes nos
ven como hombres sabios no les importan los indios en absoluto. Sólo
les importa la idea de los indios. Es otra manera de robarnos nuestra
humanidad y convertirnos en una fantasía que se amolde a las
necesidades de la gente blanca.
¿Quieren
saber cómo pueden parecerse a los indios? Vivan cerca de la tierra.
Desháganse de algunas de sus cosas. Ayúdense unos a otros.
Hablen con el Creador. Guarden más silencio. Escuchen a la tierra
en vez de construir cosas sobre ella todo el tiempo.
No culpen a
otros por sus problemas, y no traten de convertir a las personas en
algo que no son.
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Sobre
Líderes y Gobernantes
Toro
Sentado fue un líder. Él fue un gran jefe. La gente lo
seguía porque era magnífico. Él nunca ganó
unas elecciones ni fue nombrado por ningún gobierno. No es así
como llegas a ser líder. Era un honor que te ganabas.
Hay líderes
y hay gobernantes. Nosotros los indios estamos acostumbrados a los líderes.
Cuando nuestros líderes no dirigen, nos alejamos de ellos. Cuando
dirigen bien, nos quedamos con ellos.
El sistema de
los blancos convierte a las personas en gobernantes por ley, aún
cuando no sean líderes. ¿Cómo puede un calendario
decirnos cuánto tiempo es líder una persona? Eso es absurdo.
Un líder es un líder mientras la gente crea en él,
y mientras sea la mejor persona para guiarnos. Tú sólo
puedes ser líder mientras la gente te siga.
En el pasado,
cuando necesitábamos un guerrero, hacíamos de un guerrero
nuestro líder. Pero cuando la guerra terminaba y necesitábamos
un curandero que nos guiara, él se convertía en nuestro
líder. O quizás necesitábamos un gran orador, o
un pensador profundo.
El guerrero
sabía cuándo terminaba su tiempo, y no pretendía
ser nuestro líder más allá del tiempo que era necesitado.
Se sentía orgulloso de servir a su gente, y sabía cuándo
era el momento de hacerse a un lado. Si no se hacía a un lado,
la gente simplemente se alejaba de él. Él no podía
hacerse líder excepto guiando a la gente de la manera como la
gente quería ser guiada.
Por eso Toro
Sentado fue un líder. La gente lo necesitaba, y la gente lo seguía.
Era valiente. Era inteligente. Sabía cómo pelear cuando
era necesario. Y entendía lo que el hombre blanco tramaba. La
gente vio que él no podía ser engañado por el hombre
blanco, así que lo seguían.
Por eso el gobierno
de los Estados Unidos lo odiaba tanto. No fue simplemente porque le
puso una trampa a Custer. Eso cualquiera podría haberlo hecho.
Fue porque él era un líder y la gente lo escuchaba, y
él no escuchaba al gobierno de los Estados Unidos. Él
escuchaba las necesidades de su gente.
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Sobre
los Maestros
Una
persona no era maestro por haber sido elegida o por obtener un certificado.
Una persona era maestro porque sabía algo y eran respetada. Si
no sabía lo suficiente, no era maestro. O si nosotros no necesitábamos
saber lo que ellos sabían, no acudíamos a ellos.
Ahora nos envías
maestros y nos dices que enviemos a nuestros niños, cuando ni
siquiera estamos seguros de lo que saben los maestros. Ni siquiera sabemos
si son buenas personas que harán crecer los corazones de nuestros
niños. Lo único que sabemos es que son maestros porque
alguien les dio un pedazo de papel que dice que tomaron cursos sobre
cómo enseñar.
Lo que queremos
saber es qué clase de personas son y qué tienen en sus
corazones para compartir. Decirnos que tienen un papel que les permite
enseñar es como ponerle una envoltura elegante a una caja. Queremos
saber qué hay dentro de la caja. Una caja vacía con una
envoltura elegante sigue siendo una caja vacía.
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Sobre
el Racismo
La
gente blanca le teme a cualquier persona que no sea blanca. Observa
cómo definen a la gente negra. Si alguien tuvo un ancestro negro
en algún lugar de su pasado, y lo pueden notar, le dicen que
es negro. No hacen lo mismo con los italianos o los irlandeses. ¿Pero
una abuela negra? ¡Lotería! Eres negro.
Pero la cosa
es que en realidad no están diciendo que son negros. Están
diciendo que no son blancos.
Pero al menos
a los negros los dejan en paz una vez que han decidido que no son blancos.
Simplemente los arrojan dentro de un barril negros, cafés,
bronceados, lo que sea y los llaman negros. Pero a nosotros los
indios ni siquiera pudieron dejarnos ser indios en paz una vez que decidieron
que no éramos blancos. Comenzaron a dividirnos, llamándonos
"mestizos" o "pura sangre". Intenta llamar "mestizo"
a una persona negra con algo de sangre blanca, a ver qué le parece.
Ustedes tienen
toda clase de reglas de las que ni siquiera están conscientes.
Por ejemplo, está bien que la gente blanca adopte niños
chinos, pero no está bien que la gente china adopte a niños
blancos. Si un hombre blanco está con una mujer negra, entonces
él es liberal. Pero si un hombre negro está con una mujer
blanca, él seguramente es un padrote. Es lo mismo con los indios.
Si un hombre blanco está con una mujer india, quizás esté
bien. Así es como les gusta hacerlo en las películas.
Pero si un hombre indio está con una mujer blanca, seguro hay
algo malo en ella, por preferir estar con "una de esas personas".
Pienso que tiene
que ver con la conquista. El hombre blanco tiene que estar en control.
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Sobre
la Historia Escrita
Nosotros
siempre tuvimos historia, al igual que la historia de la gente blanca.
Pero ustedes simplemente se rehusaban a creernos. Teníamos nuestras
historias y nuestras imágenes. Teníamos nuestras maneras
de hacer las cosas, que nos eran transmitidas por nuestros ancianos.
Y al igual que la historia de la gente blanca, nuestra historia también
tenía hechos. Pero para ustedes no eran suficientemente buenos.
Si les mostraba
cómo mi abuelo había hecho algo, ustedes no confiaban
en mí. Pero si una persona blanca que ni siquiera sabía
lo que estaba viendo lo ponía por escrito, entonces sí
era suficientemente bueno para ser historia.
Hay demasiadas
cosas como para saber todo. Nosotros los indios simplemente tratábamos
de saber las cosas importantes, para poder vivir mejor y comprender.
Teníamos personas que podían contarnos acerca de los días
de antaño y por qué eran importantes para nosotros. Hacíamos
que los niños aprendieran las historias para que pudieran repetirlas
justamente como habían sido contadas. Nuestra historia estaba
viva. Pero la historia de ustedes estaba muerta, aunque estuviera escrita
en palabras.
Si escuchas
una canción, ¿es real? ¿O acaso sólo es
real una vez que alguien la pone por escrito? Pues para nosotros la
historia de nuestra gente era como una canción. Mientras alguien
pudiese cantarla, era real. Nunca fue importante que alguien la pusiera
por escrito. Cuando ustedes llegaron, dijeron que nuestra canción
no era real porque no estaba por escrito. Y luego ustedes la escribieron
como se les dio la gana.
Ustedes siguen
escribiendo nuestra historia, utilizando sus palabras, y siguen interpretándola
mal. Sus palabras están llenas de filos agudos que nos cortan.
Pero hemos estado sangrando por tanto tiempo que ya ni siquiera lo sentimos.
A mí
no me hiere. Yo estoy viejo. Yo conocí el lenguaje antiguo y
mis amigos también. Aún lo hablamos. Aún es el
canto en nuestro corazón. La gente joven es quien debe aprender
a cantar la canción otra vez.
Por eso ustedes
los wasichu están en problemas. Para ustedes nada es wakan.
Ustedes le han quitado el poder a la tierra y al cielo y a las cosas
que viven ahí. Para ustedes todo es un hecho. Se ahogarán
bajo sus hechos.
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Sobre
el Enojo
No
existe indio vivo que se atreva a pensar demasiado en el pasado. Si
miráramos demasiado al pasado, nos sentiríamos demasiado
enojados para vivir. Ustedes tratan de compensarnos convirtiéndonos
en héroes o sabios en todos sus libros y películas. Eso
está bien para ustedes. Pero yo aún puedo ir a un museo
y ver el cráneo de mi abuela en un estuche, y oír a alguien
hablar de ella como si fuese un artefacto.
Y a veces pienso
en todas las guerras entre mi gente y la suya. Esos hombres blancos
que pelearon contra nosotros eran hombres sin familias, muchos de ellos.
No eran sus mejores hombres. Muchos de ellos eran brutales y estúpidos.
Hacían cosas terribles sólo porque era divertido.
Mi gente nunca
tuvo oportunidad. Nosotros éramos familias. Estábamos
en nuestros hogares, con nuestros ancianos y bebés. Y los soldados
nos atacaron. Atacaron nuestros hogares y asesinaron a nuestros viejos
y niños. ¡Y su gente tiene el descaro de hablar de las
masacres cometidas por indios!
Nosotros sí
matamos a gente inocente, lo sé. Sucedía cuando nuestros
jóvenes se enojaban por lo que les estaba sucediendo a los ancianos
y a los niños, cuando se morían de hambre o eran asesinados.
Los hombres jóvenes se enojaban tanto que rehusaban escuchar
a los ancianos. Los ancianos sabían que no podríamos ganar,
y que vendría más gente blanca y habría más
matanzas. Pero los jóvenes estaban tan enojados que atacaban
a cualquiera.
Si tú
vieras a tu padre yaciendo en su cama, demasiado débil para ponerse
en pie por estar muriendo de hambre, o vieras a tu bebé llorando
de hambre todo el tiempo, y supieras que es porque alguien les quitó
su comida, ¿no estarías enojado?
¿Qué
tal si unos hombres llegaran y mataran a tu abuela sin razón
alguna? Simplemente lo hicieron, y luego echaron a reír y se
marcharon. Y tú te quedaras ahí parado, viéndola
despedazada o baleada. ¿Podrías decirme que no estarías
enojado?
No culpo a mi
gente por emboscar a los soldados blancos o incluso atacar las casas
de los colonos. Yo no digo que estuvo bien. Simplemente digo que lo
comprendo. Nosotros perdimos todo. Su gobierno envió hombres
codiciosos y sin corazón para mantenernos bajo control, y ellos
mentían y violaban y nos robaban. Podían matarnos con
cualquier pretexto y estaba bien. ¿Qué tal si alguien
violara a tu hermanita? Eso sucedía todo el tiempo. ¿Qué
tal si alguien tomara a tu esposa y le cortara el vientre y sacara a
tu hijo nonato, y luego lo colocara en el suelo como un trofeo, aún
ligado a su madre muerta? Eso también sucedía.
Verás,
nosotros ni siquiera éramos personas. ¿Sabías eso?
La iglesia católica incluso sostuvo una conferencia para determinar
si nosotros éramos personas o no. ¡En su sabia y gran religión
pensaron que debían decidir si éramos personas o animales!
Así pensaban de nosotros y así nos trataban. Estaba bien
hacernos cualquier cosa.
A nosotros nos
enseñaban que los ancianos y los bebés son los más
cercanos a Dios, y para ellos vivíamos nosotros. Y su gente vino
y los mató. Teníamos que hacer lo que pudiéramos
para proteger a nuestros ancianos y nuestras familias, y no podíamos
hacerlo porque sus soldados entraban a la fuerza en nuestros hogares
y los mataban cuando ellos no podían escapar.
No era lo mismo
cuando peleábamos contra otras tribus. Ellos respetaban a los
ancianos, y a los niños también. Cuando peleábamos
unos contra otros, había cosas más importantes que la
pelea misma. El mayor acto de valentía era tocar al enemigo 'contar
el golpe' sobre él no matarlo. Pero no para sus soldados.
Ellos sólo querían matarnos.
Ahora los cráneos
de mis abuelos están en museos, y hay mantas y tambores sagrados
en las paredes de los museos para que la gente rica los vea. Y van ahí
a hablar de cuán sagrado es todo eso. Lo llaman sagrado porque
no tienen nada propio que sea sagrado. Pero no es sagrado, porque ustedes
le quitaron lo sagrado, al igual que le quitan lo sagrado a todo, y
ahora nosotros mismos ya casi no lo sentimos tampoco. Ustedes mataron
a nuestra gente y se llevaron lo que era sagrado para nosotros, y luego
nos dijeron que eso probaba que ustedes eran mejores que nosotros.
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Ya no hay tiempo
para pelear. Debemos enterrar nuestro enojo. Si yo no puedo enterrar
el mío, le corresponderá a mis hijos enterrar el suyo.
Y si ellos no pueden enterrarlo, les corresponderá sus hijos,
o a los hijos de sus hijos. Somos prisioneros de nuestros corazones,
y sólo el tiempo habrá de liberarnos.
Tu gente debe
aprender a renunciar a su arrogancia. Ellos no son los únicos
en esta tierra. Sus maneras no son las únicas. Las personas han
rendido culto al Creador y han amado a sus familias de muchas maneras
y en todos los lugares. Tu gente debe aprender a honrar esto.
El don de ustedes
es tener poder material. Tienen demasiada fuerza que no dan a otras
personas. ¿Podrán compartirla, o podrán usarla
solamente para obtener más? Ése es su reto encontrar
la manera de compartir su don, porque es un don muy fuerte y peligroso.
Mi gente es
quien debe erguirse como la sombra que les recuerde sus fracasos. Es
nuestro recuerdo lo que debe mantenerlos en el buen camino. Y no les
servirá de nada pretender que no existimos, y que ustedes no
nos destruyeron. Ésta era nuestra tierra. Nosotros siempre estaremos
aquí. Ustedes no pueden deshacerse de nuestro recuerdo, así
como no pueden esconder el sol colocando una mano sobre sus ojos.
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